La enseñanza está en boga, y no son pocos los que apuestan por un cambio en nuestra sociedad para introducir un método que sea más eficiente y castigue lo menos posible a los alumnos. Recientemente, se toma como referente el país de Finlandia como apuesta a una educación mejor y de un futuro prometedor para unos alumnos que participan del compañerismo y la comunicación. Sin embargo, esta vez voy a pensar en voz alta ya que lo que me preocupa no es solo la enseñanza, si no lo que realmente nos aporta o nos podría aportar. Existe una asignatura, anteriormente conocida como ciencias, que es el Conocimiento del Medio; ¿Qué pasaría si tuviéramos otra asignatura que fuera el Conocimiento de Uno Mismo?
La diferencia generacional nos demuestra una evolución en las habilidades de los niños. Lo que para nosotros era un mundo desconocido y abstracto, hoy en día los peques lo toman como sus herramientas básicas. No obstante, todas las enseñanzas, a mi modo de ver, fallan en una cosa: en ayudarnos a conocernos a nosotros mismos y fomentar que nosotros seamos los valedores de nuestros actos. Al igual que de mayores, el mayor tiempo que se pasan los chicos es en su lugar de trabajo (en este caso en el colegio) y es en ese lugar donde van a adquirir al menos el 50% de su personalidad compartiendo vivencias y actividades con el resto de compañeros y profesores.
“Puedo enseñarle a cualquier persona cómo conseguir lo que quiere en la vida. El problema es que no puedo encontrar a quien pueda decirme qué es lo que quiere” – Mark Twain
El conocimiento de uno mismo comprende desde las actividades que uno puede hacer, los métodos de estudio que más se le adaptan hasta las asignaturas donde más pueden destacar. Pero también comprende un conocimiento sobre su alimentación, su responsabilidad o incluso llegar a conocer su rol en la sociedad. Normalmente pasamos por todos los pasos de la educación como un eslabón más en la cadena y somos entendidos como un número más en la línea de montaje de la enseñanza. Pero el 80% de los estudiantes no empieza a diferenciarse del resto hasta que no alcanza la mayoría de edad. Carecemos de apoyos para ayudarnos a desarrollar todo nuestro potencial y, una vez que somos adultos, algunos empezamos a indagar o a conocer lo que mejor nos viene. No sabemos el ejercicio físico que necesitamos. Empezamos de nuevo con los idiomas porque sabemos que son importantes para nosotros pero carecemos de una mínima base. Nos apuntamos a clases artísticas y el gimnasio no puede faltar. Las dietas se convierten en el día a día de toda persona y pasamos de unos médicos a otros para encontrar el mayor equilibrio.
No cuidamos las posturas frente la mesa, en el coche o en la cama. La ropa es otro elemento principal en todo chico que se pretende anular con los uniformes, pero la personalidad de cada uno la exponemos en todas nuestras prendas. Un mayor conocimiento sobre ellas aportaría más tranquilidad a niños que sufren las risas de sus compañeros. Por poner un ejemplo, si cada niño tuviera un zapato o zapatilla correspondiente a cada actividad y supiera alternarlos, probablemente les durarían más y serían más conscientes de lo que en cada momento necesitan para una mayor comodidad apreciando más lo que tienen. Cierto es que nosotros contábamos con las J’Hayber, zapatillas irrompibles que nos servían para todo, pero no estoy del todo seguro si con esas zapatillas pisábamos bien.
Guardo con cariño por ejemplo las visitas que nos hacían oftalmólogos para las revisiones de la vista (que fueron los primeros en detectarme la miopía) Y las visitas de dentistas que nos enseñaban a usar los cepillos de dientes y los colutorios. Esas visitas, al igual que alguna excursión, motivarían un poco más a los niños, y los profesores no tendrían que acarrear con todo el peso de la educación de su grupo. Contaría con colectivos externos (Olvidémonos de subvenciones) que acercarían a los niños a una realidad más próxima hacia el conocimiento de su cuerpo y su mente.
Las alergias se están convirtiendo en nuevos compañeros de viaje para los recién nacidos. No son pocos los que nacen con rechazo a la leche, al huevo o al marisco. Su alimentación se ve mermada a consumir un tipo de productos que no abundan en los menús españoles y se pueden sentir discriminados. La comida es el pilar fundamental de todo chico, por lo que se debería enseñar fundamentos de cocina. El boom del espacio televisivo de MasterChef está ayudando en cierta manera, pero sería necesario que, tanto mayores como pequeños, supiéramos los beneficios y cantidades ideales para una buena alimentación. El agua es pilar fundamental de nuestro metabolismo, y sin embargo no le prestamos la suficiente atención. Bebemos para quitar la sed, pero no para colmar nuestras necesidades.
“El conocimiento de uno mismo es el primer paso para toda sabiduría”. –Aristóteles
La persona del psicólogo también está mal vista en nuestra sociedad ya que solo lo visitabas si realmente tenías un problema. Creo que esta figura podría aportar mucho más en los grupos infantiles. Hace poco vi en la televisión como los niños finlandeses se aliaban con los más débiles y repudiaban a los abusones. En nuestra sociedad eso no pasa, y si no estás con el más fuerte tú puedes ser su siguiente victima. La labor educativa, vuelvo a repetir, no debiera recaer sobre el profesorado. Una educación más global podría hacer mejores personas en el mañana y mitigar de una vez por todas el machismo, la mala competitividad o la opresión sufrida por niños que pierden su inocencia y su confianza al poco de llegar al mundo. Confiemos en que podemos hacer una sociedad mejor y juntos seamos capaces de desarrollarla.
Ecos Del Callejon 