Braveheart es mi película favorita. Haberla visto casi 50 veces y conocer cada diálogo a la perfección sólo puede ser fruto de la devoción absoluta que tengo por esta obra maestra de Mel Gibson. Estrenada hace 20 años, fue ganadora de cinco premios de la Academia, entre ellos el Óscar a la mejor película.
La fidelidad de la película en relación con los hechos históricos que ocurrieron realmente es totalmente cuestionable, cosa que el propio Director conocía y aceptó. Parece evidente que William Wallace no salió de su patria por lo menos hasta 1297, fecha en la que contaría con 27 años, mientras que en la película, el joven William, tras ser asesinados su padre y su hermano por el ejército inglés, es conducido al extranjero por su tío Argyle para su mejor formación. Parece constatado además que William era el pequeño de tres hermanos, no de dos, y que la nuera del cruel Rey Eduardo I de Inglaterra apodado «Piernas Largas» (Longshanks) , la esposa del príncipe de Gales, no se dedicó a desvelar los malintencionados planes del Rey de Inglaterra a Wallace y a su rebelde ejército escocés.
Además, después de volver a su aldea escocesa natal , Wallace contrajo matrimonio con Marian Braidfoot. Marian, rebautizada como Murron no fue realmente asesinada por un Sheriff inglés, la boda no fue en secreto, ni tampoco existía el derecho de pernada, que en la película es uno de los detonantes que propiciaron la rebelión de Wallace. Murron además murió antes de que William empezara su vigorosa lucha.
Dado esto por sentado, la película es trepidante desde el primer minuto hasta el último. De niño, tras sufrir la pérdida de su padre, Malcom, y de su hermano, John, justo en el sepelio de éstos, una preciosa estampa me atrapó la primera vez que vi la película y me ha seguido alucinando todas las veces que la he visto. Una niña le entrega una violeta a William, no hay palabras, sólo las miradas de ambos enmarcadas por un majestuoso cielo plomizo. Esa niña es Murron, el que sería el amor eterno de William. El joven William regresa a Escocia unos cuantos años después con la intención de vivir en paz y formar una familia, tratando de dejar a un lado el rencor por todo lo que vivió de niño, como el asesinato de muchos buenos escoceses que engañados por Longshanks, acudieron a una falsa tregua en un pajar donde fueron ahorcados vilmente. El regreso de Wallace coincide pues con una nueva ofensiva de Eduardo I para conquistar Escocia al haber muerto su último Rey , Alejandro III de Escocia , sin herederos en 1286.
La chispa que enciende la mecha de la rebelión fue el asesinato de Murron, la esposa de Wallace, casados en secreto para evitar compartirla en el lecho de boda con algún Lord inglés. Eduardo I había reinstaurado la prima nocte ( El derecho de pernada ), y varios soldados ingleses intentaron violar a Murron al sospechar de su posible matrimonio con Wallace. Fue el comienzo de una sangría. Había llegado el momento de la venganza con todas las letras por cientos de años de asesinatos, de violaciones y de sometimiento al pueblo escocés. Gracias a su valor, a su carisma, a su astucia e inteligencia, aniquilaron a toda la tropa inglesa ubicada en Lanark y a su alguacil.
Acompañado de su amigo de la infancia Hamish, del padre de éste, y del excéntrico irlandés Stephen consiguen reclutar miles de adeptos tanto de los highlander como de las tierras del sur para la causa escocesa y culminando la hazaña en la espectacular batalla de Stirling, uno de los momentos más apoteósicos de la película y que particularmente más me apasiona.
La desigualdad entre ambos ejércitos era notable. 300 unidades de caballería pesada inglesa hacían retumbar el suelo. En 300 años ningún ejército había podido hacer frente a semejante bastión. La moral escocesa se encontraba debilitada hasta que Wallace y sus valerosos hombres aparecieron, arengaron a su pueblo con un discurso impecable y lleno de corazón de su líder, aunaron fuerzas con los nobles y propinaron una paliza histórica al ejército inglés. Gracias a los Schiltroms, grupos de soldados armados con lanzas de dos metros y a las claymore, espadas de más de metro y medio que portaban los guerreros escoceses, junto a la audacia del joven estandarte escocés, las consecuencias de la batalla pusieron los pelos de punta al impasible Longshanks, que luchaba en Francia por ampliar las fronteras de su Reino.
Tras la victoria, Wallace es nombrado «Guardián de Escocia» con trato de caballero por los nobles, y sus ayudantes » Comandantes de Campo » pero no es capaz de unir a los clanes en la empresa común de conseguir una Escocia libre. Sabe que el rey Eduardo I ha comprado a los nobles con privilegios. El legítimo heredero al trono, Robert de Bruce, duda en un principio si debe aliarse con Inglaterra para conservar sus títulos y tierras o si por el contrario aprovechar la oportunidad de seguir al rebelde y a su ejército y pelear por tener un Reino propio.
Wallace va más allá e invade York, al norte de Inglaterra, decapitando al primo del príncipe de Gales, que regenta la ciudad. La bravura que vuelven a poner de manifiesto los Wallace´s boys aquí, es otra parte de la película que me encanta, derribando la fortaleza inglesa en clara inferioridad.
Tras un intento de soborno del Rey inglés a Wallace que resulta fallido, llega la otra gran batalla de Braveheart, la de Falkirk, donde Longshanks envía a los irlandeses contra Wallace y sus tropas, pero éstos, a través de Stephen se unen a los escoceses. Las tropas de Wallace, a pesar del apoyo irlandés son sorprendidas al quedarse sin la cobertura en la retaguardia que los nobles habían prometido a Wallace por medio de la palabra de Robert de Bruce. La infantería inglesa más los finos arqueros galeses acribillan al diezmado ejército escocés. Wallace resulta herido en la batalla pero sobretodo en el corazón al verse traicionado por Robert, que le había dado su palabra de luchar junto a él y unir a los clanes, cuando realmente se posicionó junto a Longshanks aconsejado por su padre, el décimo sexto conde de Bruce, que grávemente enfermo desde hace años nunca apoyó la rebelíon escocesa de Wallace y prefirió la quietud para sobrevivir.
Llega aquí el mejor diálogo, el que más me gusta de la película. Robert de Bruce se reune con su padre, abatido por su traición a Wallace y después de comprobar el destrozo del ejército inglés a sus compatriotas. Su padre le felicita por su intervención , por conservar su estatus y su poder, y le dice que para un líder todo se endurece. Robert de Bruce le contesta en estos términos » ¡¡No me quiero endurecer!!. Quiero creer, igual que él ( Wallace ). No volveré a equivocarme de bando nunca «.
Wallace y sus hombres se rehacen de la estrepitosa derrota de Falkirk, donde muere el padre de su fiel escudero Hamish, con otra frase maravillosa dedicada a su hijo justo antes de morir. » He vivido lo suficiente como para ser libre, orgulloso de haberte convertido en un gran hombre. Soy un hombre feliz.» Wallace ajusticia personalmente a los nobles que le traicionan por ansiar tierras y riquezas en territorio inglés, se convierte en una leyenda, pero es consciente de que su ambicioso plan no puede salir adelante sin el apoyo de Bruce, con lo que acude a Edimburgo para reunirese en la clandestinidad con él y con el Consejo de Nobles, y así reactivar el plan. Bruce realmente le apoya, pero su destino está escrito una vez que es apresado por las tropas inglesas. La mayor parte de los nobles le venden entregándole su alma al ya moribundo Eduardo I.
Wallace es juzgado en Londres por alta traición a un rey al que » jamás en todo mi vida le he jurado pleitesía». Es brutalmente torturado, enviscerado y finalmente decapitado. Longshanks no consigue el efecto deseado al gritar Wallace libertad para Escocia hasta su último aliento. Es descuartizado y sus extremidades son enviadas a cada punta de las islas británicas como aviso ante posibles sublevaciones.
El débil Eduardo II sucede a su padre en 1307, dos años después de la muerte de Wallace, y cuando todo parece indicar que Robert de Bruce va a rendirle vasallaje, pronuncia a su ejército escocés otra de esas frases de la peli que se han quedado para siempre en mi memoria. » Habeís sangrado con Wallace. Sangrad ahora conmigo «. Arenga así a sus soldados, y derrotan a los ingleses en Bannockburn en 1314, luchando como poetas-guerreros, como escoceses, logrando su libertad.
Por último, debo destacar dos aspectos fundamentales que engrandecen aún más a esta obra de arte cinematográfica. Aparte de la excitante trama, no puedo cerrar mi post sin aludir a la banda sonora y a los paisajes.
La mágica melodía de las gaitas mezclada con los verdes y frescos parajes escoceses conforman la guinda al pastel. Hace ya unos años que tuve la oportunidad de viajar a Escocia, y pude pisar en primera persona los campos históricos de Stirling. Pude visitar el monumento a William Wallace no muy lejos de Edimburgo, y respirar historia, respirar la grandeza y la valentía de un personaje único, William Wallace, cuyo alcance se multiplicó en todo el planeta gracias al largometraje de Mel Gibson.
CORAZÓN VALIENTE.
Ecos Del Callejon 