En la última visita que hicimos hace dos veranos, disfrutamos como niños de las pozas marinas que se forman en la playa cuando la marea está más baja, y recuerdo que una en especial se convirtió espontáneamente en una gran atracción. Gente entrando y saliendo por pequeñas grutas que la comunicaban con otras pozas más pequeñas. ¡¡ Ni en un parque acuático te lo pasas mejor!! El agua además no estaba demasiado fría, algo que no es la nota común en el litoral cantábrico gallego, como bien se sabe.
También nos llamó mucho la atención una gran gruta, con varios metros de profundidad, plagada de todo tipo de moluscos, vivaces, frenéticos, que parecían saludarnos al son de las olas conforme nos íbamos acercando a las paredes rocosas de la cueva natural.
Después de pasar toda la mañana en la playa de las Catedrales, nuestros pasos nos llevaron al centro de la localidad de Ribadeo, donde degustamos un exquisito pulpo a feira, con su receta tradicional, aderezado con patatas, bien cargado de pimentón picante y sal gruesa. Un ribeiro fue el compañero de viaje del famoso molusco cefalópodo. Un paseo por la ciudad y una visita fugaz a las inmedicaciones de la playa de Arnao, ya en tierras astures, fueron la guinda al pastel de una bonita jornada norteña.
Pero volviendo a la playa de las Catedrales, quiero daros un consejo. Es imprescindible informarse de la situación de las mareas , ya que sólo podrás apreciar la monumentalidad de la playa con la marea baja. Hay que ir con cierto tiempo, para que la visita al arenal podáis hacerla con calma, sin prisas.
Hace cosa de unos días me enteré de una información también muy importante, y es que entre los días 1 de Julio y 30 de Septiembre, el acceso a la playa estará restringido a unas 5.000 visitas diarias y las entradas se sacarán a través de internet.
Esto ha generado mucha polvareda, con una confrontación abierta entre el Ayuntamiento de Ribadeo y la Xunta de Galicia, que alega como principal razón la de preservar un paisaje que ha sido muy explotado en los últimos años, y que se ha puesto en riesgo la conservación de este espacio natural, símbolo de la biodiversidad. Parece claro y lógico que no se ha de cobrar por visitarla, pero sí debemos de concienciarnos todos en el hecho de que tenemos una joya natural, y que somos los responsables de que brille con fuerza.
PERDERSE EN AS CATEDRAIS.
14 julio, 2015 en 09:16
¡Un lugar espectacular!
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